El primer toro del lote de Zotoluco se rajo desde el capote y desarrollo mucho genio y sentido, principalmente por el lado derecho por donde se le venía al maestro siempre al pecho, con la mano zurda le robo muletazos de mucho mérito echando mano de esa maestría que dan los años y el poderío que siempre le ha caracterizado. Lo pasaportó de una estocada entera y caída, para escuchar una cerrada ovación.
La locura llego en el de la despedida, un toro bravo, enrazado y que se movió. El maestro lo vio desde el capote y lo veroniqueo con gusto y reposo para rematar la serie con una revolera en los medios. Con la muleta pronto se hizo de el y comenzó el concierto de derechazos y naturales al son de la marcha de Zacatecas, mientras el respetable coreaba el grito de torero, torero. Continuó el maestro toreando con mucho sentimiento, solera y reposo mientras que en las alturas sonaban las golondrinas que acompañaban los muletazos que parecían no tener final y Zotoluco disfrutaba de la gran obra de arte que fue fraguando en la arena de la plaza de Nochistlan. La firma no pudo ser mejor, ya que despachó al buen toro de Chinampas de una estocada entera y la petición de rabo no se hizo esperar, petición que el juez atendió correctamente y al chintololo le fueron entregados los máximos trofeos que paseo alrededor del anillo mientras la gente seguía entregada gritando torero, torero.
El primero de Alejandro Martinez Vertiz fue un toro que tuvo calidad y nobleza en sus embestidas, lo lanceó a la verónica con lucimiento y con la muleta le pego buenos muletazos con ambas manos rematados con el forzado de pecho. Lo mató de media estocada ligeramente caída y le fue concedida una oreja.
Con su segundo se le vio con disposición y ganas de agradar, sin embargo su enemigo le ofreció pocas opciones y tuvo que abreviar, terminando con la vida del de Chinampas tras cuatro pinchazos, una media y dos descabellos para escuchar pitos.
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